Como el pulpo Paul

5 02 2011

Si el cefalópodo disparaba la cotización de España en las apuestas, Merkel lo ha hecho tranquilizando a los mercados

El viernes, los Príncipes de Asturias presidirán la entrega del premio Carlos V a quien fue máximo responsable de la política de seguridad europea: Javier Solana. El acto ennoblece la dimensión europeísta de Extremadura, gracias a la labor que desempeña desde hace años la Fundación Academia Europea de Yuste y por el apoyo que desde sus inicios muestra la Jefatura del Estado con la presencia hasta este año de Don Juan Carlos. El rey también estará días antes en Cáceres y entregará los Premios Nacionales de Diseño.


Carlos I de España y V de Alemania, que luchó por la unificación europea, unió en su reinado la sobriedad prusiana con el arrojo y la creatividad latina. Y si cinco siglos atrás, ese periodo abrió la etapa más fecunda para la internacionalización de España, la presencia esta semana de la canciller alemana Ángela Merkel cierra las dudas sobre la economía española. Merkel cogió el testigo del ‘pulpo Paul’: si el cefalópodo se posaba en la urna de España una jornada antes de los partidos que nos llevaron a ganar el Mundial de Fútbol y disparaba la cotización de nuestra selección en las casas de apuestas, el mensaje de Merkel -«España ha hecho sus deberes y está en muy buen camino»- ha tranquilizado al ente oscuro de los ‘mercados’ que nos puso al borde de un ataque de nervios.


La democristiana Merkel destacó el pacto social para la reforma de las pensiones aprobado la víspera de su visita, con el consenso entre la nueva patronal de Joan Rosell y los sindicatos, pacto al que está llamado a sumarse el PP cuando aborde su fase política, si no quiere identificarse aún más como un partido obsesionado con el poder, y no con los problemas de los ciudadanos. Alemania viene de un gobierno de cohabitación entre SPD y CDU que le costó las elecciones a los socialdemócratas, abrir heridas ideológicas con Oskar Lafontaine y el reconocimiento a posteriori a su excanciller Schröeder. Algo impensable ya en España por la actitud obstruccionista de los populares en todo este proceso de reformas para atajar la crisis. Esta semana, Merkel se hizo la foto con Gobierno, CEOE y sindicatos. Y faltaba alguien: la oposición. Alemania demostró al mundo que sólo con esfuerzo, y con decisiones durísimas, sobre todo para los principios ideológicos de la izquierda, puede generarse empleo, el bien más social, si no se quiere distribuir deuda o migajas. Y la CDU ganó las elecciones porque supo estar entonces al lado del Gobierno y no viéndolas venir. Nada extraño para los germanos, que afrontan los partidos de fútbol como la mecánica de sus motores automovilísticos: sin parar los noventa minutos y donde cada jugador es una pieza. Sólo podría sorprenderles el arrojo o la creatividad que dibuja un cabezazo a la salida de un córner o una generación de españoles dispuesta a romper la maldición de los cuartos de final. Aún, la marca en la camiseta de La Roja es francogermana, los dos países que más recursos aportan a los fondos europeos de cohesión, aunque el diseñador nazca en Madrid o Cerdanyola del Vallés. Porque el «¡Qué inventen ellos!» es la gran maldición que no sabemos derrotar. O no queremos, que sería peor.


Diario HOY, 5 de febrero de 2011

Libro: “La redención del pueblo: la cultura progresista en la España liberal”. Autor: Manuel Suárez Cortina. Universidad de Cantabria, 2006. 451 pags.

 

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