La “embestidura”

2 07 2011

Una plataforma logística o “expacios” en Mérida o Navalmoral pueden comenzar a generar empleo con el transporte rodado

Se imaginan que Ibarra o Vara hubieran alquilado el Museo Nacional de Arte Romano para la investidura? El canto a la austeridad se diluye entre la Alcaldía de Zafra y estos gestos imperiales en quien presume venir de la democracia cristiana y de un barrio humilde. La bipolaridad se resume en sus declaraciones a un diario nacional: «A los terratenientes que vienen a Extremadura y tienen casa en la calle Serrano, que les den…». Poco después, ofrece a un apellido ilustre una de las siete consejerías. Suerte que cada uno sabe estar en el sitio y hasta esta familia se niega a bailar la yenka del populismo.

La legitimidad de su elección nace de la esencia de la democracia y cualquier extremeño desea todas las luces para su gestión. Su suerte es la nuestra. Pero, para quien se abstiene y permite tal circo por acción u omisión, más tarde o más temprano el toro embiste. Y el que viene es un ejemplar bien armado. Ya zalea las propias cuentas estadounidenses y echó por tierra a los forcados portugueses. Cualquier excusa que se ponga para justificar la inacción -«sólo encontraremos bajo las alfombras facturas y deudas» como ya hicieran en la primera legislatura municipal de Badajoz-, no durará ni un aviso. El peor de los pronósticos que ya avanzamos -que la derecha portuguesa suspendería la línea de alta velocidad entre Lisboa y Caya, lo que arrastraría a la de mercancías que corre paralela desde Évora hasta la frontera- obliga a una resolución firme ante ambas capitales ibéricas y ante Bruselas para que nuestros sueños no se pierdan.

Si en mayo el eurogrupo rescataba a Portugal con 78.000 millones de euros y ponía obligaciones para su devolución en tres años -privatización de las líneas aéreas y energéticas, reducción del déficit fiscal, elevar los impuestos sobre los inmuebles-, Bruselas debe sugerir a la soberanía portuguesa que esta suspensión temporal no se convierta en una definitiva decisión. No sólo incumple un tratado internacional, pierde fondos de cohesión para el desarrollo regional e inicia la senda confederal en el proyecto de una Europa que no puede articularse sólo para sacar de entuertos, y no exigirse para unificar la fiscalidad o las estrategias de comunicación y desarrollo. Los puertos de Sines-Lisboa son la salida natural del continente para el renacimiento de un flujo comercial que nace con el ensanche del Canal de Panamá, y que moverá también contenedores que desde China o EE UU llegarán a puerto. La decisión se retrasa. Y es legítima, también para el Gobierno portugués, que afronta la lidia con los tercios a los que obliga Bruselas. Pero, mientras transcurre, aprovechemos que ya hay toros picados y dispuestos a menor suerte: una plataforma logística o ‘expacios’ industriales en Mérida o Navalmoral pueden comenzar a generar empleo con el transporte rodado. Y para no suspender la fiesta, sólo los toreros que saben llevar el paño bajo y conducen la bestia con templanza y acomodo salen por la puerta grande. De una plaza, nunca de un museo, que es donde se guardan los vestigios de la lucha. Tras lo visto en la SGAE, las faenas no son cómo empiezan, sino cómo se rematan.

Diario HOY, 2 de julio de 2011

Libro: “Los toros: Tratado técnico e histórico”. Autores: José María y Francisco de Cossío. Espasa Calpe, 2003. 1.600 pags.

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