Los “gorrillas” del aire

11 12 2010

 

El Estado de Alarma nos devuelve el orgullo por lo público y por funcionarios en su defensa de los derechos constitucionales

Los ‘gorrillas’ son un producto típico del sur, de las calles extremeñas y andaluzas. En Madrid no hay. Aquí estamos acostumbrados a su presencia. Hace años, los de la hermandad de ex combatientes te ponían un cartón azul en el parabrisas; ahora son otros derrotados los que hacen notar su presencia. Para existir deben aparentar que la calle es suya, con aspavientos de autoridad. Casi como una extensión de la beneficiencia le ‘cedemos’ un espacio público y autoridades civiles y militares, guardias urbanos incluidos, les soltamos medio euro, antes que pasar por taquillas más exigentes.


Cuando alguno amenaza con rayar tu coche si no pasas por ‘taquilla’, el vecino reclama su derecho a aparcar y la Policía aparece con otra intención, más expeditiva y coherente con el interés general. Es como un pequeño Estado de Alarma. Lo que aplicó el Gobierno el puente de la Constitución y de la patrona de la Infantería para doblegar a esos ‘gorrillas’ del aire que exigieron más dinero por aparcar los aviones de nuestro espacio aéreo, propiedad nacional. Su militarización, por conculcar un derecho tan fundamental como la movilidad, ha devuelto a los españoles el orgullo por la defensa de lo común, de los derechos inalienables y de un Ejército que -desde la lealtad mayoritaria al Rey demostrada el 23-F- ha ratificado su defensa de los valores constitucionales, a la orden del Consejo de Ministros, de la democracia, cerrándole el paso a estos pícaros, enfermos por la nómina y traidores a la vocación de servicio público que debe guiar a cualquiera cuando oposita o contrata con una empresa pública. No extraña que, con esos comportamientos, no se movilicen los ciudadanos contra las privatizaciones.


Cuando el CIS refleja escasa confianza en los políticos, este puente de la Constitución, mientras otros aguardaban en Fuerteventura, el Gobierno quebró el chantaje de los ‘gorrillas del aire’ y el presidente de la Junta y la delegada del Gobierno vigilaron la alerta por el vendaval que amenazó a Extremadura. Son políticos que ganan menos que los controladores aunque deban vigilar todo tipo de tráficos, con más presión y peor prensa. Esta semana, José Luis Quintana se despega de una cómoda posición frente al Fomento regional y desea brindar su agenda y gestión al juicio de los vecinos de Don Benito. Otra muestra de compromiso. Pero, como ocurre entre ‘gorrillas’, aparecen oportunistas que jamás ayudaron a buscar plazas donde aparcar el vehículo pero reclaman limosna apareciendo por allí a última hora, cuando todo está decidido. Apelan a que no pueden trabajar porque están enfermos, de ansiedad. Envían desde la distancia solidaridad de veraneo con traje y corbata; te quieren agarrar de la solapa, o visitan los daños de la reyerta tres días después de que todo estuviera controlado. Contra eso también habría que estar en alarma, porque los datos del CIS no benefician a nadie sino que alertan al propio Estado. Y esta vez, así lo renovaron esta semana, no podemos culpar a los militares, los que se marchan de nuevo al Líbano, a una torre de control, para defendernos de gorrones y gorrillas.


Diario HOY, 11 de diciembre de 2010

Libro: “El modelo constitucional de las Fuerzas Armadas”. Autor: Lorenzo Cotino Hueso. INAP. Madrid, 2002. 747 pags.

 

 

Sitio recomendado: Don Benito, provincia de Badajoz. Extremadura.