Altas Cargas

27 02 2010

Si aceptáramos la confusión lanzada por el PP de Extremadura, mezclando altos cargos con eventuales, en este grupo aparecería hasta algún familiar


El rigor es enemigo de la vox populi. Lo que se traslada a los ciudadanos es distinto a la realidad. Afrontamos una crisis, de caballo, desde el capítulo nunca leído de sus responsables. Nada resuelve disputarse quién arrojó la primera piedra sino que paremos la caída de los cascotes. Pero, si hemos renunciado a fustigar a especuladores, tasadores de bienes y solares, bancarios, secretarios o camareros metidos a inmobiliarios, no es de recibo que -reconociendo la obligación de que los poderes públicos deben ser los primeros en dar ejemplo- los funcionarios se conviertan en muñecos del “pim, pam, pum” mientras el sector privado parece blanco como la cal.

En Extremadura no trabajan 400 altos cargos. Ni 500. Mañana puede salir otro portavoz del PP, pero ni siquiera llegan a un par de decenas por administración. El alto cargo no es la persona que se rodea de popularidad o se le identifica con unas siglas. Un alto cargo está tasado por ley. La de 3 de junio de 1985 de incompatibilidades de los miembros del Consejo de Gobierno y Altos Cargos de la Administración de Extremadura los tipifica en secretarios técnicos y directores generales de consejerías; presidentes, directores y asimilados de los organismos autónomos; directores de empresas públicas y sociedades con participación de la Junta de Extremadura superior al 50%; y delegados territoriales en las provincias. No se considerarán altos cargos los titulares de puestos de libre designación por el consejo de gobierno con nivel asimilado a jefe de servicio o inferior cuando implique confianza o responsabilidad. En las diputaciones o ayuntamientos, este rango se limita a poco más de una decena de diputados o concejales liberados en tareas de gobierno, mucho menos que el número de diputados regionales de la oposición que -con esa misma categoría- no “gobiernan”. Lo bueno de la democracia es que muchos de ellos nunca podrán ser jefes de servicio por no tener estudios superiores, y porque es bueno que la representación del pueblo nunca se limite a una élite ilustrada. Si aceptáramos la confusión lanzada por el PP de Extremadura durante estos días, mezclando altos cargos con eventuales, en ese grupo aparecería hasta algún familiar.


La necesidad de “apretarnos el cinturón” la inició Vara en 2007 convocando a 400 personas en el Palacio de Congresos de Mérida. Un 70% de esos asistentes eran funcionarios. De ahí, la confusión interesada. Así como se sobretasaron precios de pisos, la extensión de las ciudades o los activos bancarios -la OCDE habla que habrá que bajar un 20% esa riqueza virtual- habrá que adelgazar los costes laborales en una administración que cada día ingresa menos y se obliga mucho. Como tendrán que hacerlo los bancos en su valoración de activos. Al tiempo. Vara ha propuesto reducir los “altos cargos” un 10% cada año. No serán más de diez o veinte, pero más que los que aporta la oposición, y mucho más que los consejos de administración de muchas empresas. Pero es más importante saber que nadie está exento de esfuerzos. No valen privatizaciones para enmascarar lo que a otros se les critica. Esperanza Aguirre se niega a reducirlos y tiene privatizados hasta los hospitales. Responsabilidad para todos. Pero para todos.


Diario HOY. 27 de febrero de 2010

Libro: “La nueva organización del desgobierno”. Autor: Alejandro Nieto. Ariel, 1984. 240 pags. 14 €

Sitio recomendado: Presidencia de la Junta de Extremadura. Plaza del Rastro. Mérida