Se armó el Belén

26 12 2009

Para el latino y el cristiano, la Navidad no sólo es blanquirroja, ni se reduce a la chispa de la vida. No necesita segársela a un árbol

No. Estén tranquilos. No escribo sobre la película de Martínez Soria; ni sobre aquella escena en “La gran familia” donde el abuelo Isbert perdía a Chencho mientras recorrían los puestos de figuritas en la Plaza Mayor de Madrid; ni de escándalo alguno que reviente durante estas fechas. Lo haré sobre Belenes. A secas. Sobre ese ingenio navideño por el que hombres y mujeres intentan aproximarse -con limitado juicio terrenal- al misterio del nacimiento creyendo que así alcanzarán a San Marcos: “No habrá verdad que no sea revelada”.


Los belenes unen hogares de cinco continentes y diecisiete CC.AA. Para el mundo latino y para el cristiano, la Navidad no es sólo blanquirroja, ni se reduce a la chispa de la vida con marca registrada. No necesita segársela a un árbol, ni invocar a un Claus orondo la noche que nace su Salvador. Las familias se reúnen en torno a esa solidaria armonía, necesitadas de tiempo y paciencia para conjuntarlas, y donde todo elemento tiene su porqué: el río para que existan lavanderas, el fuego para los herreros, las ovejas para los pastores, su lana para los tejedores… Son perspectivas de una ciudad que, a diferencia de las maquetas urbanísticas, reflejan vida. Y en el centro, el niño Dios. Lo arropan un padre trabajador y su madre, Virgen. Los animales dan calor a la estancia. Un ángel anuncia la llegada de la paz y la estrella guía a los reyes mundanos hacia su adoración: ¡Ningún tesoro preciado es más que la vida!


En la parroquia de mi cofradía, la Concepción, lo han montado como si fuera el casco antiguo pacense. En la Preciosa Sangre, los rincones de la Cáceres Monumental. De San Agustín, que es precioso. Como los dioramas del museo Luis de Morales. También, el de Olivenza. Guadalupe, el santuario dona su fervor. Un vecino de Trujillo reúne 600 figuras y otro de Alburquerque lleva 50 años cumpliendo. En el Gurugú, mi calle, lo representan viviente. En La Bazana intervienen 300 figurantes. En la Catedral de Badajoz, cuatro colegios públicos exponen creaciones con material reciclado. Recuperan la tradición belenista. Salvatierra de los Barros tomará las figuras de mesa en razón para su Centro Transfronterizo de Alfarería. San Vicente de Alcántara produciría el corcho que las soporta. El abeto seguiría en su monte. La encina, en su dehesa. Formarían a futuros decoradores de escenarios, en efectos de luces. Aprovechando la tradición, abrirían nuevos centros de ocio contemporáneo.


Pasamos de proteger y honrar al Niño en el Portal de Belén, a que una tal Belén pacte con el diablo una segunda juventud con nariz nueva y vocee por los platós “a qué vino ésa” contra la “princesa” que al padre le robó el corazón. En algunas casas, lo armaran para disfrute sólo de los nietos. Las cámaras web los conectarán con el Líbano, donde sus padres vigilan cerca para que la Luz nunca desfallezca. Las habrá donde se unan a sus hermanos, colombianos, y canten ese villancico: “Con mi burrito sabanero voy camino de Belén, el lucerito mañanero ilumina mi sendero, con mi cuatrico voy cantando, mi burrito va trotando…” cerca del Portal de Belén.


Diario HOY. 26 de diciembre de 2009

Libro: “La Catedral de Badajoz”. Autor: Francisco Tejada Vizuete. Editado por el Arzobispado de Mérida-Badajoz. 2009

Libro: “Genealogía de una bruja”. Autores: S. Pérez y B. Lacombe. Editorial Edelvives. 114 páginas. Precio 30 €.

Sitio recomendado: Parroquia de la Concepción. Casco Antiguo. Badajoz