Co-generación y Co/generación

4 11 2011

De vez en cuando la vida te regala la piedra filosofal de las existencias. Las variaciones del clima, sobre el agua, permiten obtener más energía. A la ya sabida red hidroeléctrica, se añade el proceso de condensación del vapor de agua; el calor abre las nuevas vías para la cogeneración. En principio, sirvió para autoabastecer de luz a las industrias pesadas. No se puede almacenar. Si entra en la red un exceso, el resto del sector en esa producción energética tiende a acusarles de intrusismo en el mercado. Si esa co/generación se usa como fin para obtener beneficios, esas industrias corren riesgos de ahogarse en su exceso productivo. El remanente obligaría a conquistar nuevo mercado con toda la agresividad. En el fragor de las máquinas, además, consumirían más petróleo, más gas… para subir la producción, los beneficios. Supone, al final, un encarecimiento del barril que pagamos todos los consumidores… Y se contamina más a nuestros hijos.

Oro parece, plátano es…”, decía la adivinanza. En Extremadura, no conozco grandes industrias. Menos aún, que se hayan estrenado en el mercado de la cogeneración. Sólo conozco, por testimonios, algunos mataderos industriales por la provincia de Cáceres, en Almaraz y Miajadas. Lo que sí conozco es la amenaza de la co-generación en la producción alimentaria, conocidos como los “transgénicos”. Los/as paelleros/as corren riesgos de llernarse de granos artificiales; las gallinas (Pita, pita…” en boca de Esperanza Aguirre) de cebar el buche con ese maiz; las ovejas darían leche y quesos más parecidos a los de Burgos que a las tortas de Castuera o del Casar… Extremadura no puede permitir que nuestra “flor de jara”, los alimentos que emanan del secano, del regadío y la dehesa, caigan en manos de nuevos especuladores, capaces de jugar con nuestra salud: “En casa del herrero, cuchillo de palo”, dice el refrán.

Supongo que coincidimos en que los seres humanos no somos ovejas, toros, caballos o ratones de laboratorios, capaces de ser inseminados para crear lo que Gaetano Mosca & Wilfredo Pareto denominaron élite/masa; en Federico Nietzsche “el Suprhombre”. Eso es delito de lesa humanidad, máxime si esa superproducción tiene siempre como salida la solidaridad: otros países en el mundo necesitan alimentos para tantas personas. Dan en conserva aquella solución capaz de limitar una nueva, y criminal, especulación. Por fortuna, la ley regula ya los límites y garantías en la reproducción asistida, la dota de la seguridad jurídica. Tan penado debería estar la violación como engañar para concebir un hijo sin el acuerdo con la otra parte; ora por dinero; ora perduren apellidos pro condes/as, marqués/as, duques/as; ora porque quieren guardar en un bol años y años de tradición familiar. Perderíamos a pequeños grandes hombres y mujeres buscando esos robots, como aquel Torrebruno de nuestra infancia, que cantaba: “Tigres, leones, todos quieren ser los campeones…”; a Blas que freía a preguntas a Epi en Barrio Sésamo; o “divinos” Morales, que pinten sobre una tabla.

La ley es la solución. Regula el concierto en las parejas con o sin matrimonio, civil o eclesiástico; incluso, la adopción de hijos no planificados que cortan el vuelo de una mujer. Solo hay que procurar, apelando a la solidaridad, que las mismas estructuras normativas (“la pirámide” en boca de Kelsen) se extienda por el mundo.

 

 

Extremadura, 4 de noviembre de 2011.

Libro: Teoría general del derecho y del Estado. Autor: Hans Kelsen. 1995. 478 páginas.

 

Sitio recomendado: Villa Rosa. Ctra. Badajoz-Olivenza.